Ya que Fer puso una anécdota sobre su infancia, yo voy a poner la mía, la cual me empujó a jugar a este grandioso juego; hará 1 año, mi padre me propuso una partida de ajedrez (yo únicamente sabía mover las piezas, y él era campeón 2 veces en su provincia y a la altura de un gran maestro) y yo acepté, pero como le dije que era totalmente imposible que yo le ganase debido a mi ignorancia, el me dijo: "vale, haremos un trato, yo empezaré a jugar sin dama y tu con todas las piezas" a lo que yo le pregunté: "¿de verdad serías capaz de ganarme en esas condiciones?" y el me contestó: "cuando acabemos de jugar, te lo diré". Despues de una media hora, me hizo un mate espectacular con un caballo y una torre teniendo yo en juego mis 2 torres y una dama. Así que me dijo algo que no se me olvidará en la vida: "yo no pensé que te iba a ganar la partida por tu ignorancia en el juego en sí mismo, yo pensé que te iba a ganar porqué no te ibas a centrar en tu objtivo (matar al rey), solo te has centrado en proteger tus piezas, pero olvidaste la imoprtante, el rey, no importa si el oponente te lleva 2 o incluso 3 piezas si tu tienes la verdadera ventaja posicional" todo esto es un resumen, y para concluir me dijo: "juega conmigo dentro de 3 años, en las mismas condiciones y a ver como se desarrolla la partida". Aún me quedán 2 años, pero espero ansioso ese momento.
Esta es una de las razones por las cuales me gusta tanto el gambito de rey, yo quiero que la gente se preocupe de proteger ese peón mientras yo desarrollo mis piezas.
Esperando no haberos aburrido, voy a concluir diciendo que aún despues de todo lo dicho, si pierdo la dama gratuitamente, me pierdo y dejo el juego y que en ocasiones, si en vez de un juego muy agresivo quiero un juego mas táctico, yo opto por el cambio de damas.
Saludos